Llanes en 1914

Avanzando, con paso de gigante, crucemos por un extremo del Colegio de primera y segunda enseñanza, comercio, etc., dirigido por los PP. Agustinos, severo edificio montado con arreglo a la moderna ciencia pedagógica; a nuestra izquierda vemos la grandiosa casa de doña Florentina Dosal, viuda de Victorero, reveladora del gusto artístico de su dueña; el fértil y espacioso huerto y hermoso edificio de don Rafael J. de Labra y Vereterra; la calle de Nemesio Sobrino, que forma el boulevard de la villa, donde se recrea la juventud, luciendo los lujosos y alegres atavíos con que manifiestan su gusto y posición social; la severa y elegante Casa Municipal, las Cárceles correccionales del concejo y el soberbio edificio Casino de Llanes.
A nuestro frente, contemplamos los encantadores chalets del que fue benemérito hijo de la villa, don Román Romano; el de su hermano, don Manuel, protector decidido de su pueblo, y el del inolvidable don Manuel Vega, obras de arquitectura dignas de una gran ciudad, y la nueva Estación del Ferrocarril Cántabro-asturiano, adosado a una fonda que ofrece a los viajeros la inapreciable ventaja de la proximidad al descender del tren.
A nuestra derecha están enclavados, alegres y risueños, los jardines públicos, que circundan las fachadas Sur y Oeste del Colegio agustiniano, formando bello contraste los alegres matices de las flores, los concurridos paseos y la bulliciosa cascada, con la severa majestad del edificio.

En la parte céntrica de estos jardines existe un parque delicioso, que brinda sociable y honesto esparcimiento a los alegres llaniscos, y en el que se alza la humilde estatua del que fue presiden te del Consejo de Ministros, don José de Posada Herrera levantada por suscripción pública para perpetuar y enaltecer la memoria de aquel hijo de Llanes.

(Fray Rómulo del Campo, Agustino)

Compartido por Jose Bolado

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