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Las Madreñas de Antonio Martín…

Las Madreñas de Antonio Martín

Antonio era inefable. Era la bondad hecha imaginación.
Entre sus múltiples ocurrencias ocupaba destacado lugar la industrialización de la madreña.
Las corizas de pelleju curtíu habían sido sustituidas por las confeccionadas con neumaticu desechau, y estas corizas neumáticas habían merecido la industrialización. ¿Por qué no las madreñas?
Pronto discurrió Antonio la madreña de goma y su industrialización por la empresa Lampreabe. La madreña uniformada, impersonal y colectiva llegó a los mercados llaniscos. Pero el espíritu individualista de Antonio se rebelaba en su interior y para reafirmarle surgió la madreñina de plata. Madreña ésta, de fino y fuerte aluminio que para Pacita Nachón adquirió su padre don Herminio, en cuya botica Antonio Martin sentaba cátedra madreñeril.
La madreña industrializada era incompatible con la esencia individual y artesana de la madreña llanisca.
Se alineaban las madreñas de los alumnos en la antepuerta de las aulas; se alineaban las madreñas de los consocios en la guardarropía del Casino, y las almadreñas del labrador en la antepuerta de las cuadras, y las del marineru juntu el lanzacabos de la Tijerina. Unas madreñas para cada uno, escogidas según el carácter del usuario y según el uso a que se destinen. Con dibujinos o sin ellos, con gomas o claveteadas, reforzadas de flejes y hojalatas y provistas con tacos de repuestu.
Ni la fértil imaginación publicitaria de Antonio Martin pudo implantar la industrializada madreña Lampreabe.

(Félix Rodríguez Madiedo)


Compartido por Jose Bolado

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